"La utopía está en el horizonte. Camina dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, para caminar?"
Eduardo Galeano

sábado, 29 de septiembre de 2007

Quien no es alguien , sino nadie

Cuando las nubes blancas
prefieren cubrir el cielo,
en vez de dejar translucir la fina luz de los astros reales,
declaro mi pena.

Mi pena de no ser nadie,
ni de poseer cuerpo ni espíritu,
ni mucho menos ser un cuerpo y una alma,
como la sabia proclamación de Marcel.

No encuentro racionalidad subjetiva ni objetiva,
ni ilógica posible,
no concibo este ser como algo,
sino como una nada.

Así, no creo en sus elevaciones,
elevación de ser inconstante a criatura divina,
de lo más superflúo a arcángel.

La solución está perdida,
la mentira de esa existencia,
pues ni siquiera me pertenece,
es totalidad circundante.

¿Quién soy yo?
No soy nadie,
porque el yo es real,
no el supuesto éter, nube, estrella,
es algo concreto.

Yo no es ésta mínima porción de materia,
ni ésta locura inconcebible;
en el marco de una realidad,
no es nada este ser,
es algo no positivo,
en lo posible, negativo.

¿Quién soy yo?
quizás te desilucione,
no soy lo que esperas,
ni lo que encuentras.

Ni soy yo misma,
no debes fijar la atención en mí,
en ese yo nadie,
aquel yo inexistente.

No soy plenitud,
ni lleno nada,
soy vacío relativo
y hasta total.

Pureza,
¿acaso eso es blancura?
trigueño parcialmente
es el cuerpo que adentra quien no soy.

Tranquilidad,
¿acaso eso es ausencia de toda percepción de la realidad?
es posible, el cerebro que concibe las cosas
de este yo ninguno,
no sirve para más,
y tampoco para actuar.

Ni soy cuerpo, ni alma, ni corazón, ni espíritu, ni ser, ni ave, ni alas, ni inmensidad, ni siquiera llego a ser trivialidad.