Ayer, en sus ojos, una mirada perdida,
su cabello enmarañado, opacaba su estilo rizado y rubio,
cojeaba y su cara como este papel,
en su mano, un tarro,
un frasco de pegante o bóxer, se podía suponer.
En un acto inesperado, aquella joven pasó la calle,
a pesar de su estado y su percepción de otro mundo,
de repente, sus labios resecos y su garganta envenenada
se unieron para excretar un terrible sonido, la ronca tos y amarga,
manifestación de la decadencia,
que se visualizaba en su ropa desordenada y polvorienta;
otro áspero sonido y el descubrimiento de su esclavitud,
en un modo de supuesto escape, una manifestación, un intento fallido
de su ser corpóreo de librarse de esa desgracia.
Y tú, diciendome "ganja"
"I love the madness of ganja",
¿qué es eso?
es un agradecimiento a esa crueldad o un enceguecimiento de esta,
¿por qué?,
si tú más que nadie tienes alas,
ales inscritas en tu propio nombre, Ángel.
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