"La utopía está en el horizonte. Camina dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, para caminar?"
Eduardo Galeano

lunes, 25 de febrero de 2008

A José

A José

La irrealidad es más real que la vida propia,
más propia que la realidad,
más cercana,
más junta,
más mezclada con lo humano;
la vida, nicho de irrealidades
que se transforman de la nada,
de la misma nada,
a algo sensitivo,
hasta algo putrefacto.

Esta es la ironía de la existencia misma,
el conjunto de contradicciones,
de perturbación y bienestar.
En el agua turbia veo mi destino,
es mucho más fuerte,
más gris,
que aquel líquido maltrecho,
y visualizo la incertidumbre,
la ineficacia,
la negligencia y hasta la inocencia,
que se convierte en ingenuidad pura.

En nombre de todos los mortales
soy ave nocturna,
no por la preciosa dama de la noche,
ni por alabanza a la reina luna,
sino por lo oscura,
misteriosa, mística
y como la embarrada agua,
confusa.
Así, por Eliasib,
ser único,
hasta por cómo se hace llamar,
de preferencia crédula
ante un ser ineficaz,
seré agua,
fluido débil de apariencia,
pero fuente de vida,
capaz de introducirse a las entrañas de la roca,
traspasarla cual lanza,
y romper esta en mil pedazos,
en mil partículas,
estado actual de mi órgano vital,
despedazado por una infamia,
la infamia del engaño,
final lúgubre de un cuento tragicómico,
que como protagonista,
no estaba este ser dotado de alas,
sino el tocayo del más hermoso hombre,
pero no se deben confundir,
ese de nombre igual no cumple con tal descripción,
de quien hablo en fin,
carga aún hoy una cruz pesada,
que en el Gólgota cerró sus ojos,
pero no su alma ni su existir,
a quien deseo ayudar a llevar el peso,
pero desafiando la fuerza de la gravedad
y de tal modo, la gravedad del mundo,
mediado en un modo acostumbrado que,
se perderá a sí mismo,
con toda y su maravilla,
envuelta en mascarilla de vilezas y necedades.

Idealista seré,
de todos modos me impresiona algo,
un personaje,
una persona de escritos oníricos,
que repite gustoso
sus sueños mágicos,
ser afable, ser fuerte,
ser vivo y no inerte,
ser único y trascendente,
concluyo así, dedicando las anteriores líneas
a JL,
no Jey Lo, claro que no.
Inspirador inevitable
de un tiempo dedicado
a la narración versolibrista,
que se convierte en confidencias
que la espectacular gota brillante
que rodea con frecuencia mis mejillas,
contaría sin dudar.

No hay comentarios: